Picades d’abella

Precalentamos el horno a 200 ºC con calor arriba y abajo. Preparamos la bandeja del horno cubriendo con papel vegetal o una hoja de silicona.

En un cazo ponemos a fuego bajo la mantequilla, azúcar y leche, revolvemos suavemente hasta que la mantequilla se derrita sin que llegue a calentarse demasiado. Apartamos del fuego para que pierda calor.

Desenrollamos la lámina de hojaldre y la extendemos a cubrir la bandeja que tenemos preparada con papel. Pinchamos el hojaldre con un tenedor o con un rodillo punteador si lo tenemos, con esto evitaremos que la masa se infle y quedará más crujiente.

Hacemos cortes horizontales y verticales formando cuadrados, la receta tradicional hace cuadrados grandes y corta estos en diagonal para formar triángulos, yo prefiero hacer cuadrados pequeños. Marcamos bien los cortes y los dejamos así, sin llegar a separarlos ya que si esperamos a cortar cuando esté cocido el hojaldre, se romperá en porciones desiguales. Tratamos de hacer los cortes uniformes, si tenemos un rodillo de ruedas los cortes serán rápidos y simétricos, de lo contrario podemos ayudarnos de una regla y un cuchillo con punta, o "a ojo".

Ahora barnizamos generosamente el hojaldre con la mezcla de mantequilla fundida, nos ayudamos de un pincel, después esparcimos las almendras por toda la superficie que hemos barnizado. La mezcla de mantequilla que nos ha quedado la vamos distribuyendo por encima de las almendras hasta que se acabe.

Llevamos al horno precalentado y colocamos la bandeja en el centro, horneamos hasta que esté dorado, unos 15 a 20 minutos dependiendo del horno. Debemos vigilar el horno porque podría quemarse la base en un descuido.

Retiramos la bandeja y dejamos que pierda calor. Ahora podemos separar las porciones sin problema, en ocasiones hay que volver a pasar una hoja de un cuchillo por donde cortamos anteriormente por si alguna almendra estorbara. No te alarmes si los ves demasiado grasosos, en cuanto enfrían queda el hojaldre en su punto.

Nunca sobran, pero si fuera el caso, se conservan muy bien cubiertas con papel cocina o una servilleta.

Sugerencia: Si compras el hojaldre en bloque, es importante que lo extiendas muy fino, de unos 3 milímetros más o menos, de lo contrario no quedan crujientes.

Los rodillos cortadores son muy útiles ya que puedes cortar tiras del ancho que quieras y ahorran mucho tiempo en elaboraciones como los enrejados de las tartaletas, las banderillas o los grisines.