- Raciones: 6
- Tiempo de preparación: 10 minutes
- Tiempo de cocción: 50 minutes
Pimientos Asados al Ajillo
Como guarnición de cualquier plato, en un bocadillo con unos anillos de calamar, con un huevo frito o sobre una tostada de pan (como una tapa): ¡son exquisitos!
Son muy fáciles de hacer, si tienes tiempo vale la pena preparar más cantidad y envasar para echar mano de ellos en cualquier momento.
Muchas personas no comen pimientos porque les resultan indigestos, de esta forma (alguna explicación científica tendrá) dejan de serlo, puedes comer la cantidad que quieras sin preocuparte de pasarlo mal.
Si no te gusta el ajo, al natural también están muy buenos.
Ingredientes
- Pimientos rojos hermosos - 2 a 3 kg
- Ajo - 1/2 cabeza grande (al gusto)
- Aceite de Oliva Virgen Extra - El suficiente
- Sal - Al gusto
Instrucciones
Encendemos el horno para asar al grill o a 200ºC con calor arriba.
Lavamos los pimientos y secamos. Nos engrasamos las manos y untamos ligeramente los pimientos, uno a uno, vamos acomodando sobre la rejilla del horno.
Debajo de la rejilla pondremos la bandeja del horno o algún otro recipiente grande al que podamos ponerle un poco de agua y a la vez recoja la que puedan soltar los pimientos al asarse. Si tenemos cuidado con este punto, nuestro horno quedará igual de limpio que estaba, bastará con pasar un trapo húmedo sobre la rejilla cuando aún está caliente.
El agua la necesitamos porque el vapor que se forma ayuda a que los pimientos se asen fácilmente sin resecarse.
Los pimientos empezarán a tostarse y les iremos dando vuelta para que la piel quede tostada por todos lados, nos ayudaremos con unas pinzas, con cuidado de no quemarnos.
Aunque veamos que la piel se ha puesto negra por algunas partes, esto no significa que los pimientos se hayan quemado.
Ya que estén tostados por todos sus lados, retiramos del horno y colocamos en un cuenco que tenga tapa o bien cubrimos con papel film. Dejamos para que suden y la piel se desprenda fácilmente hasta que enfríen completamente.
Con las manos les retiramos pedúnculo, piel y semillas. Para facilitar la labor ponemos un cuenco con agua a un lado y nos vamos mojando los dedos para quitarnos la piel y semillas que se nos peguen. Este paso es muy fácil ya que la piel sale en trozos muy grandes. Es muy importante que no mojemos los pimientos, cogen agua y pierden sabor.
Una vez limpios de piel y semillas, los cortamos a nuestro gusto, yo hago tiras directamente con los dedos. Reservamos.
Pelamos los dientes de ajo y cortamos en láminas finas. En una sartén ponemos un chorro de aceite de oliva, calentamos, añadimos los ajos, le damos unas vueltas y cuando cojan color (cuidando que no se quemen) vaciamos los pimientos y salamos, revolvemos bien. Dejamos a fuego suave para que se integren con los ajos, añadimos el juguito que soltaron mientras sudaban, cuidando que no lleven piel ni semillas.
Al fuego los tendremos muy poco tiempo, solamente lo necesario para que cojan el sabor del ajo y se sazonen bien. Los pimientos ya están suaves y necesitamos que las tiras tengan cuerpo.